¿Qué nos inspira en nuestro dÃa a dÃa y nos induce a las más concienzudas reflexiones? La respuesta a esta pregunta posiblemente se encuentre en lo más profundo de cada uno de nosotros y en lo cotidiano de nuestro dÃa a dÃa. Es lo que parece querer explicar en esta diferencial visión nuestro colaborador, que se apoya en una experiencia propia habitual para acercarnos a las musas que a él le inspiran; tal vez nos ocurra a los demás algo similar sin que hasta ahora hayamos sido conscientes.
Ramón Castro Inclán
Definición de Musa: 1.- Divinidad de las nueve protectoras de las artes liberales.
2.- Inspiración artÃstica, especialmente poética. Mujer o cosa que inspira a un artista.
Los que me honran leyendo mis artÃculos, conocen mi afición a pasearme por las pistas de Canal de Isabel II de Madrid, por haber sido motivo de alguna de mis anteriores publicaciones, lo que me ha llevado, como suelo hacer habitualmente, a tratar de averiguar qué clase de inspiración me inunda mientras paseo por allÃ.
Todos sabemos, y es sobradamente conocido, que, en la antigua Grecia, cuna de nuestra civilización, después de mucho meditar, llegaron a «saber» que habÃa, «ni una más ni una menos», exactamente 9 musas y, como consecuencia, los artistas, escritores, pintores y profesionales relacionados con cualquier tipo de «creación», necesariamente, tenÃan que encomendarse a una o varias de ellas si querÃan que el fruto de su trabajo saliese adelante y, lo que en el fondo era más importante, fuese adecuadamente valorado por sus seguidores.
Naturalmente, al no estar yo en la antigua Grecia (tampoco en la actual), he llegado a la conclusión de que no me podÃa acoger a ese privilegio y tendrÃa que «buscarme la vida» por mi entorno y, dado que mal que bien, soy capaz de ir «apañando» algunas historias, me pongo en situación como los griegos y llego a la conclusión que, como ellos, necesariamente tengo que tener algún tipo de inspiración, es decir alguna musa y, a partir de ese momento, he tratado de buscarla en mi entorno.
Como cada mañana suelo pasar alrededor de una hora caminando por las pistas del Canal, se me ocurrió que podÃa ser posible que allà pudieran estar ocultos los motivos de la inspiración y, para ello, decidà comenzar a analizar lo que hago y cómo lo hago. En principio salgo a hacer el recorrido sin teléfono móvil, sin radio ni auriculares de ningún tipo, lo que me permite centrarme tanto en los sonidos del ambiente -que fundamentalmente son los trinos de los pájaros y las pisadas de los que caminan y corren-, en la forma de vestir de los usuarios, su forma de correr y/o caminar, asà como cualquier otro motivo que me llame la atención, bien sea su forma de apoyar los pies, su estilo más o menos ortodoxo, si van solos, acompañados o en grupo, con perro, teléfono, auriculares, artilugios colocados en el brazo, pulseras para controlar el ejercicio, etc. Tras el primer análisis, ya llega mi primera sorpresa: resulta que allÃ, corriendo o caminando por las pistas, hay muchos más «musos» que musas (lo que contradice la definición copiada del diccionario), en una proporción de tres o cuatro a una. La mayorÃa hacen el recorrido en contra de las agujas del reloj, siguiendo las normas del circuito y solamente unos pocos (rebeldes) lo hacen en sentido contrario y, me he dado cuenta de que, a lo largo de los años, los que caminan en sentido contrario son siempre los mismos.
Grupos de corredores
Tratando de avanzar un poco más en mi meditación para tratar de descubrir a cuáles debo incluir en el grupo de las-los posibles musas-os, parto de una primera cuestión: ¿serán candidatos al papel de «inspiradores» los que giran en contra de las normas?. ParecerÃa lógico que, al tenerlos de frente y poder ver sus caras, serÃan los elegidos; sin embargo, casi de inmediato, los descarté pues, incluso a los que caminan, dispondrÃa de muy poco tiempo para verlos, y todo me hace suponer que la inspiración deberÃa precisar un cierto tiempo para llevarse a efecto.
Por eso, de inmediato dirigà mi atención hacia aquellos que circulan en mi propia dirección. ¿Y qué puedo apreciar en los que van en mi dirección?. Se me ocurrió pensar en muchas cosas. Como primer paso, se me ocurrió que tendrÃa que clasificarlos y quizá podrÃa iniciar agrupándolos por el vestuario. En el grupo minoritario de los que corren, al menos he podido diferenciar varios subgrupos:
Grupo 1º.- Lo formarÃan los que corren «ortodoxamente», es decir llevan: un pantalón corto, como los que utilizan futbolistas, jugadores de tenis o corredores; una camiseta de manga corta; suelen correr con buen estilo, con las puntas de los pies colocadas prácticamente a las doce; al verlos tienes la sensación de que realmente vienen a correr, muy pocos llevan auriculares; 9 de cada 10 componentes de este grupo son hombres; y casi todos lo hacen en el sentido contrario a las agujas del reloj.
Grupo 2º.- Aquà podrÃamos incluir a aquellos que corren menos ortodoxamente; son los que: en lugar de pantalón llevan mallas; suelen ir perfectamente conjuntados, hasta sus zapatillas van a juego con el vestuario; siempre llevan sujeto en el antebrazo izquierdo el correspondiente artilugio en el que se supone que han introducido un teléfono o algo similar, unido con un cable a los auriculares. Los componentes de este grupo, aunque es muy posible que vengan a correr o andar, la impresión que dan es que toman el circuito como una especie de desfile de modelos. En este grupo el porcentaje de mujeres sube hasta el 405-50%. Las mujeres siempre llevan el pelo en cola de caballo, que balancean rÃtmicamente, perfectamente conjuntado con los pasos. Los pies suelen ir a nivel de las once el izquierdo y la una el derecho. En algunos casos el estilo es aceptable, otros (los menos) alcanzan la categorÃa del vulgarmente conocido «trote cochinero», un 80% giran conforme a las normas. Las preferencias por el sentido del giro son similares a las del otro grupo.
Grupo 3º.- Es un grupo poco significativo pues está formado por únicamente dos personas (ocasionalmente hay alguna más), un hombre y una mujer, que corren con un perro atado a la cintura; ambos se podrÃan adscribir al grupo 1º, por coincidir en estilo y vestuario.
Análisis de los caminantes
Desafortunadamente, tras este análisis, me he sentido frustrado pues los corredores pasan a demasiada velocidad como para poder sentir la llegada de ningún tipo de inspiración, ni siquiera a partir de aquellos que corren por indicación facultativa y lo hacen a un ritmo más bien lento. Decido centrarme entonces en los que caminan; como es lógico, vienen mucho más despacio y eso me permite un análisis más profundo:
Grupo 1º.- Se ve claramente que se trata de pacientes con problemas de salud, a los que el cardiólogo y/o el internista les ha «exigido» disminuir su peso unos cuantos kilogramos; suelen vestir de «paisano» y algunos llevan zapatos, aunque hay más del 50% que llevan zapatillas deportivas; andan a favor o en contra de las manecillas del reloj; algunos caminan por la pista de correr, pero la mayorÃa por la de caminar; casi todos apoyan los pies a las once y cinco, algunos incluso a las diez y diez; un tercio aproximadamente llevan auriculares y da la impresión de que están escuchando música.
Grupo 2º.- Los podrÃamos catalogar como «caminantes más profesionales»; lo hacen moviendo ostensiblemente los brazos hacia arriba con un ángulo de 90º entre brazo y antebrazo (como los gastadores de la legión, pero más despacio), algunos llevan incluso unas pequeñas pesas de aproximadamente ½ Kilo o un poco menos; su atuendo es similar al del grupo de corredores que lo hacen con mallas (grupo 2º); suelen girar un 50% de ellos a favor y el otro 50% en contra de las agujas del reloj; el apoyo de los pies es similar al del grupo de corredores, es decir la mayorÃa a las doce ambos pies; y da la impresión que les gustarÃa correr pero no desean hacer el esfuerzo.
Grupo 3º.- Los que sacan a pasear el perro, suelen caminar en la dirección que el perro decide; son muy numerosos, no llevan ningún atuendo especial, se paran con frecuencia por decisión del animal para permitirle jugar con otros perros y aprovechar para mantener un rato de charla.
Grupo 4º.- Se ponen a caminar concentradas en pisar siempre una lÃnea recta, como si fueran en equilibrio sobre ella, del modo que hacen las modelos en los desfiles (curiosamente es también el modo que utilizan las vacas para desplazarse, pero lo hacen sin necesidad de lÃnea); este grupo está formado exclusivamente por mujeres de mediana edad, visten normal y giran en el sentido correcto es decir en contra de las agujas del reloj.
Aunque no está en mi ánimo llevar la contraria a los griegos, que para eso han sido los padres de la democracia, de la filosofÃa y de tantas otras cosas imprescindibles para el desarrollo de la civilización, me he convencido de que el número de las musas, se lo ha inventado alguien en una noche de insomnio, pues a mÃ, según las cuentas, me salen muchÃsimas más ya que he llegado a la conclusión que todo el conjunto de los caminantes y corredores, solos o acompañados, con o sin perro, son realmente las musas. Es decir, «la musa» por tanto serÃa la suma de todas las personas con las que coincido cada mañana en las pistas del Canal, que me permiten poner la mente a trabajar, pues su contemplación me ayuda a disipar las preocupaciones cotidianas mientras me relajo examinando su forma de andar, su vestuario y los distintos atributos que me permite identificarlos cada dÃa. HabÃa olvidado comentar que los usuarios de las pistas casi siempre somos los mismos y, únicamente, de forma excepcional, aparecen algunos personajes que, a pesar de no formar parte del «grupo habitual», considero que debo incluirlos como parte del proceso de inspiración.
No lo hago para tratar de no significarme y pasar desapercibido, pero muchos dÃas tengo que contenerme para no pasarme todo el tiempo agradeciendo personalmente, a todos y cada uno de los miembros de «ese equipo» tan numeroso que puntualmente, cada mañana, acuden a transmitirme la inspiración y las fuerzas que me motivan para escribir estos esperpentos.